Es una parte integral de la vida cotidiana, una necesidad biológica que permite restablecer las funciones físicas y psicológicas esenciales para un pleno rendimiento.
4-5 horas para mantener las funciones y supervivencia del organismo.
El resto de horas contribuyen a mejorar nuestro bienestar y mayor calidad de vida.
Cuando dormimos, el cuerpo está en reposo pero sigue recibiendo estímulos del mundo exterior. Esta es la razón por la cual el sueño es frágil y susceptible a ser perturbado por muchos factores ambientales.
El silencio en la habitación permite una mejor calidad de sueño. Si es posible, evite las habitaciones con ventanas que dan a la calle u opte por el doble acristalamiento.
Asegúrese de que la temperatura no supere los 20°C. La temperatura de la habitación es óptima entre 18°C y 19°C para dormir.
Cuide su ropa de cama y cámbiela regularmente (aproximadamente cada 10 años).
Se duerme mejor en la oscuridad, apagando todas las luces. Cierre las cortinas o persianas para que no le molesten las luces de la ciudad o el sol. Evitar en la medida de lo posible las luces parásitas como indicadores o salvapantallas…
Como hemos visto, el entorno juega un papel crucial en la calidad del sueño. Un ambiente organizado promueve la calma y facilita la concentración, aspectos fundamentales para disfrutar de un sueño reparador, así te invitamos a leer este artículo: Consejos para dormir bien.
¿Te ha gustado este artículo?
¡Compártelo!
Calle San Andrés, 8
18698 Otivar – Granada
722.343.000
contacto@climsom.es